Así llevo varias semanas. Con los
dientes largos. Los dos próximos fines de semana se disputan dos campeonatos de
España que me gustan. Mañana sábado, en Huelva, es el turno del Campeonato de
España de 10.000m. El siguiente fin de semana, el domingo 18, será el turno del
Campeonato de España de 10K.
Ambos me tiran, ambos me llaman.
Sobre todo el primero, el de 10.000 metros en pista. Este tipo de competiciones se adapta más a mis
características y mis gustos, pues la pista es, aunque haya x competidoras junto a mí, la que te pone en tu sitio; es una lucha contra el reloj, ese amigo/enemigo que dicta sentencia en cada carrera. Es el principio y el fin, aunque luego haya centenares de competiciones más. Sin embargo, no seré de la partida. Aunque me
podría venir bien para calibrar mi estado de forma, para comprobar cómo marchan
los entrenamientos de cara al maratón de septiembre, tendré que quedarme en
cada mordiéndome el labio y rayando el suelo con los dientes. No es por nada,
pero tengo mono de competir, de ponerme un dorsal y luchar de principio a fin,
no ya con mis rivales, sino conmigo misma, con mi ímpetu, con mis energías, con
mis ganas de hacerlo, como siempre, lo mejor posible. Pero ...no podrá ser.
Tras hablarlo con Dioni una y otra vez, la respuesta es no. Tras rogárselo una
y otra vez ...no. Y yo, por supuesto, le hago caso, ahora y siempre. Confío en su experiencia, en su saber hacer. Él me conoce a la perfección y gracias a ello siempre que compito acabo consiguiendo mi objetivo, sea éste el que sea.
No obstante, no pasa nada, quedan
muchos entrenos por delante, muchas competiciones, muchos dorsales que colocar
en la camiseta o en el top para poner toda la carne en el asador. Mientras
tanto, sigue siendo el momento de trabajar duro, día sí y día también. Sólo así
hay posibilidad de conseguir aquellos sueños que nos rondan, que nos llenan la
despensa de la ilusión y las fantasías. Hay que seguir currando y dando el
callo, pues sólo de esa forma tendremos opciones de abrazarnos con el objeto de
nuestros desvelos. Y el mío es el sueño olímpico. Ya os lo dije, está
complicado, muy difícil, pero no es imposible si luchas por que no lo sea. Y en
ello andamos, o, mejor dicho, corremos. Quedándome en casa y lamentándome por
lo difícil que es llegar a unos Juegos Olímpicos estoy segura de que no
conseguiré nada. El movimiento se demuestra andando...o corriendo y trabajando.
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